sábado, abril 28, 2007





ADIOS JOSÈ WATANABE: TU SABIDURÌA FUE SUFICIENTE



El ángel no deseado

Esta noche ha vuelto mi ángel a husmear mis desechos,
a investigar mi vida con artificiosa delicadeza.
Mi ángel es de usos nocturnos, presiento
sus ojillos, su pequeña figura engordando entre los residuos,
me despierta
sólo con el peso de su presencia, sin palabras, sin trompetas,
sólo con el batir de sus alas sobre mis papeles, sobre mi ropa.
Nunca lo he visto, no conozco sus ojos,
no está entre la castiza colección de ángeles de Alberti,
sólo encuentro su inefable pestilencia cuando quiero asesinarlo
y sólo sus chillidos huyendo
y mi propia angustia en medio de las habitaciones.
Sin embargo mi ángel me conoce bien,
sabe que puede destruirme y cada día practica nuevos atrevimientos,
lo aguardo con un garrote
pero sabe que me temblará la mano cuando él me mire encrespado
de odio,
incomprendido.
Esta noche ha vuelto, está batiendo sus alas, sospecho claramente
las palabras que nunca dice
y que me invitan a un peligroso entendimiento:
Una angustia permanente
-buen tema para poetas, buen aliciente para mantener
la vocación-
a cambio de su albedrío por mi casa, a cambio
de no dejarle veneno o ratonera en los umbrales.