martes, febrero 27, 2007


A MANERA DE PRÓLOGO AL PRÍNCIPE ESQUIVO DE RONALD CASTILLO FLORIÁN



* Leoncio Luque Ccota



En lo alto del día eres aquel que vuelve
a borrar de la arena la oquedad de su paso
el héroe miserable que escapó del combate
apoyado en su escudo mira arder la derrota.

José Emilio Pacheco



I



La poesía es una cuestión de amor y principio, pero también de asombro e inteligencia; ejercicio y práctica de la memoria; principio o génesis que da nacimiento a la luz que es vida, y ésta ilumina con sus imágenes, un cuadro verbal y trascendente, complejo y deslumbrante. El mundo es un universo de imágenes que nos sugiere temas a tratar que el poeta no escoge, sino, sólo escribe como un dictado. Pero además, la poesía es un espacio donde se “prueban las cosas del mundo.”1 y se vive experiencias sensibles y preocupaciones que sólo se despliega en el mundo interior del ser humano.

En pleno siglo XXI seguimos hablando de la soledad como integración, de la muerte como un acto imaginario y de emergencia, y del amor, como existencia amenazada, que nos comunica e incomunica y borra distancia y edades; pero nunca se extingue, sino vuelve a ser un tema recurrente, la más grande en la poesía peruana y universal. Y si parafraseamos a San Agustín; amar será primero y después de amar todo. Pero hoy observamos que el mundo globalizado excluye, al amor como sentimiento de primera necesidad, para presentarnos imágenes borrosas y confusas, llena de muerte y violencia que carga nuestra memoria de insolidaridad, donde la solidaridad huye de emergencia y entonces, sólo nos toca hablar del amor solitario, para salvar al AMOR a través del AMOR que recrea y nos cubre de indiferencia y nos azota. De esto y otros motivos habla este libro, como un manifiesto existencial de drama y amor, que concluye como una visión exploratoria a través del monóculo que todo poeta utiliza para redimirse o mitigarse.




II



El Príncipe esquivo de Ronald Castillo Florián, es un poemario digno de ser escenificada en una obra de teatro, ya que los personajes construyen un mundo de ilusiones, frustraciones y esperanzas, que se cruzan como fantasma en el sueño de los lectores y caminan por caminos separados, pero el amor a la distancia los UNEN mediante símbolos prefigurados que se abren paso a paso, bajo el cielo de sus sueños, y que proyecta, además una luz que limpia el camino de la medianoche y sus desgracias, por un espacio de espera y detención del mundo.

Es un poemario que se teje en el tiempo y nos enseña a esperar, pero a detener el tiempo a través de los ojos del amor que bajo la dicotomía de algunas palabras, se pierde a veces sin palabras sin sentido, pero al final, se celebra un encuentro de DOS en UNO para desaparecer “...en la frontera que aquí no dan libertad”. La poesía de Ronald Castillo, es un libro que intenta romper el drama existencial de dos seres separados por el destino y que a través de ese destino estigma, se esperan los amantes como letanía en el tiempo, llena de esperanzas y desesperanzas que nos hace soñar que detrás de estas imágenes hay una historia viva que nos interpela y nos dice que al final de un túnel oscuro, que parece nunca acabar, existe una antorcha del amor que siempre nos guía al encuentro.




III



Ronald Castillo Florián (Cañete,1979) poeta insular y místico, se presenta en la poesía peruana última, premunido de ese dominio de la memoria, imaginación e inteligencia, donde se vuelve un arquitecto de imagen totalizador, ya que construye un libro ensoñador, diseñado en cuatro visionales partes, para ser escenificado en nuestra imaginación, producto de los retratos o sueños irreales que va tomando cuerpo, a partir de la doncella abandonada “pura y encantadora”, que se confiesa y enlaza a leer y confirma, que detrás de esas palabras hay un abandono y eterna espera. En la segunda parte del libro el príncipe se confiesa haber “recorrido caminos/en busca de un sendero” y llamadas, hasta el encuentro que se produce en la tercera parte del acto donde los personajes, se confunden “...en un cálido y enfermizo beso...”, “Unido al tiempo” “como amor de esclavos” “Pero siempre/lejos/lejos/Lejos”. Y finalmente, en la última parte del libro hay un verso que nos pregunta sin hacerlo, qué hay detrás de esas “fronteras que aquí no dan libertad” en un “pacto sublime”. ¿Acaso el encuentro final es en el limbo o el cielo, que es lo mismo, como un lugar de descanso y paz?

El príncipe esquivo, de Ronald Castillo Florián, se liga a la emoción, al amor y a la ternura. Cada lector hará su propia lectura, solo me queda decir que he leído con emoción, entrega y alborozada pasión y goce, lo que ha sido escrito con pasión y agonía, y palabras explosivas.
A partir de la lectura de este poemario “El amor ha cambiado de rostro” Emilio Adolfo Westphalen.





ESTADO INMÓVIL/DISLOCACIONES




Leticia Cortés (Guadalajara, Jalisco-México, 1980). Su obra poética se encuentra recopilada en revistas literarias de varias ciudades de México, como Guadalajara, el distrito Federal, Tepic, Monterrey, Lagos, de Moreno, Aguas calientes,, Baja California sur, Morelia y Durango, así como en revistas de Lima Perú, y Valencia España. Está antalogada en vocablo, poesía viva de Jalisco, 101 poetas con pintores, Memoria de polvo nuevo de la palabra antigua, en México, y en Voces varias a veces líquidas, en Perú. Ha sido traducida al catalán, por el poeta Joan Navarro, para Serièalfa, revista en valencia España.


ESTADO INMÓVIL

ESTAMOS INQUIETÁNDONOS
porque nos duelen las rodillas
porque me sobra el asco
porque vomito cuando me nombro.
y cuando no
soy mujer membrana.
Las aves amortiguan
la caída de su carcasa
el ventanal agrio de sus ojos
el pico flácido y automático
y mi lengua fálica
mis dientes sucios y amargos.
El canto veloz de un gusano asmático me engordece.
Estoy revuelta
petrificándome con el frío estoy
inclinándome
incinerando cantos.
Disecando palabras escindidas.
Estamos inquietándonos
porque embalsamamos la tierra en nuestra áspera saliva.
Porque me agitan del agua los venenos estancados.
porque la distancia nos vuelve impacientes.
Porque soy torpe cuando pienso
y cuando no,
soy jueves.
Mi fango vientre, mi fango mano.
Mi trago de autobús lejano.
El huevo con un feto dentro.
El huevo con una filia de succionar.
Nos estamos temblando por dentro.
Nos estamos luces y agotadas,
porque el olvido se nos aparece en forma de sexo,
porque las tumbas aparecen de pronto.
Y lloro,
pero no te duelo.
Y me miras con rabia,
con recelo,
con el rabo del ojo y de perfil.
Pero estamos inquietos,
preocupados
por nuestro estado inmóvil.




DISLOCACIONES

A Hugo Plascencia

¿A QUÉ TE SABEN NUESTROS CUERPOS CUANDO NOS TOCAMOS?
Cuando mi espalda está
A mitad de tus gritos y tus manos.
¿A qué?
Te sabe
El desnudo gemido hablándote tartamuda
Pidiendo que me tomes de pronto.
Mis omóplatos de gaviota en tu escalera,
El oleaje seco de tu pelvis y mis huecos.
Todas las palabras agazapadas en mis iliacos.
¿A qué te sabe, amor, la soledad pidiéndote a besos?
Mi carne desalojada en tu carne.
Mi abandonado polo cubierto de ti.
La noche urgida que viene a llamarnos.
Mi ingle corriendo a tu boca.
¿A qué?
La tibia enredándose en tu cadera,
La cúpula
Ejercitando sus vocales en nosotros.
¿A qué te sé cuando lluevo sobre ti?